Con este episodio, damos inicio a nuestra tercera temporada. Este es un episodio muy solicitado y muy esperado: Fernando Botero, artista colombiano que enamora al mundo con un sello personal inconfundible. Uno de los grandes de nuestro tiempo, y sin duda uno de los representantes del arte latinoamericano más importantes del siglo XX. Inspirado por un lado por los maestros del Renacimiento italiano, y por otro lado por las costumbres de su país. Fernando Botero es el orgullo de Colombia y de toda Latinoamerica.
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Con este episodio, damos inicio a nuestra tercera temporada. Este es un episodio muy solicitado y muy esperado: Fernando Botero, artista colombiano que enamora al mundo con un sello personal inconfundible. Uno de los grandes de nuestro tiempo, y sin duda uno de los representantes del arte latinoamericano más importantes del siglo XX. Inspirado por un lado por los maestros del Renacimiento italiano, y por otro lado por las costumbres de su país. Fernando Botero es el orgullo de Colombia y de toda Latinoamerica.
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Hola a todos, hoy les traemos un episodio muy especial, una historia que toca el corazón de todos los que hablamos español, en especial el de los Latinoamericanos y obviamente los Colombianos. Es el episodio que abre nuestra tercera temporada, y de una vez les agradecemos su fidelidad y su interés por escucharnos, tenemos preparados como siempre historias muy amenas que queremos compartir con todos nuestros oyentes una vez más.
Aquí esta nuestro episodio
NATANYA
Asegura el maestro: “Yo no pinto gordas. Lo que me interesa es la sensualidad de las formas y el volumen.”
Nuestra historia de hoy es acerca de un artista que enamoró al mundo con un sello personal inconfundible. Su producción en pintura, dibujo y escultura, es demasiado vasta para tratarla en un sólo episodio. Así que les ofrecemos el primero de varios episodios acerca de uno de los grandes de nuestro tiempo. ORGULLO de COLOMBIA y TODA NUESTRA AMERICA LATINA. Hoy les contamos acerca del maestro FERNANDO BOTERO.
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Por un lado lo inspiraron los grandes maestros del Renacimiento Italiano quienes paulatinamente, se alejaron de las figuras planas de la Edad Media, e hicieron renacer las formas generosas de los dioses de la antigua Grecia. Entre ellos Botero menciona a Giotto, quien en los años 1300 reemplazó por azules los fondos dorados, y por figuras con volumen a las planas de período Gótico. A Masaccio, el primer pintor en aplicar las leyes de la perspectiva. A Piero della Francesca y sus frescos donde los rostros de los personajes muestran una serenidad perenne. Y también a Miguel Angel quien pobló la Capilla Sixtina con grandes cuerpos de músculos poderosos.
MARTA
Por el otro lado, su fuente de inspiración es la gente, el ritmo y los colores de su país, Colombia, donde Fernando Botero Angulo nació el 19 de abril de 1932 en la ciudad de Medellín. Una anécdota divertida acerca de sus estudios es que tras publicar un artículo titulado “Picasso y el no conformismo en el Arte,” el joven fue expulsado de la preparatoria, después de eso pasó dos años en la escuela de toreros, pero renunció, al comprobar que a pesar de ser un apasionado por la tauromaquia, lo que más le gustaba de los toros era dibujarlos. Esto se puede apreciar en la gran cantidad de obras sobre el tema que el maestro ha producido durante su larga carrera de más de siete décadas!
Todavía adolescente, trabajó como ilustrador en una revista y a los 19 años expuso sus primeras obras, que fueron posters de temas taurinos, y una serie de dibujos y pinturas inspirados en los grabados de La Divina Comedia que el artista francés Gustave Dore había hecho en los 1800.
A los 20 años obtuvo el segundo lugar en el IX Salón de Artistas Colombianos, y utilizó el premio para viajar a Europa. Después de pasar un tiempo corto en la Academia de San Fernando en Madrid, el artista continuó su formación estudiando a los grandes maestros en Italia y Francia. Después regresó para seguir trabajando en su país natal.
Botero, quien desde 1960 reside entre Nueva York, Paris, Italia y Mónaco asegura sentirse “el más colombiano de los artistas colombianos.”
NATANYA
Se dice que Botero se convirtió en Botero un día de 1956, cuando en un parque de la Ciudad de México dibujo distraído una mandolina con el hueco demasiado pequeño. El joven artista de 24 años notó que el reducir una parte causaba que el resto de la forma pareciera más grande de lo normal. En este caso, la mandolina parecía como si hubiera ‘engordado’ alrededor del agujero dejándolo demasiado chico. Años más tarde, el maestro dijo que engordar esa mandolina fue para él como “entrar en otro cuarto.” Y en ese cuarto se quedó porque había encontrado nada más y nada menos que su propio estilo. A partir de entonces, jugar con las proporciones visuales se convirtió en su método.
En 1957 las figuras en las 34 obras que exhibió en la exposición de la Unión Panamericana de Washington, D.C. aparecen con esas proporciones infladas que hoy reconocemos como tan suyas.
MARTA
Me gusta la historia del dibujo de la mandolina en el parque. Sin embargo, encontrar un estilo particular, un lenguaje propio no es producto de la casualidad sino de experimentación y mucho trabajo. Este es sin duda el caso del maestro Botero quien por años practicó diferentes maneras de representar las formas, de construir el espacio pictórico y de utilizar los colores.
NATANYA
La gran variedad de influencias que asimiló además del Renacimiento, incluyen el colorismo del mexicano Rufino Tamayo y el expresionismo abstracto de Willem de Kooning de Estados Unidos, la artesanía popular de Colombia, en especial las figuras de barro cocido del municipio de Ráquira en el centro del país y el arte precolombino de México: piensen en esas cabezas Olmecas monumentales que están en el museo nacional de antropología de la ciudad de Mexico.
El estilo que hoy se conoce como “Boterismo” pasó por diferentes etapas, que a pesar de no ser hoy tan conocidas, son muy importantes.
Desde sus inicios, Botero mostró predilección por el arte figurativo, es decir el que representa objetos identificables mediante imágenes reconocibles. Él lo prefirió incluso cuando primaba la abstracción y durante los años 50 se consolidó como uno de los representantes más importantes de la Nueva Figuración. sale música
NATANYA
Este movimiento artístico de la segunda mitad del siglo XX, no niega al arte abstracto sino que se enriquece con él, o sea que la figura humana siempre protagoniza las obras, pero al mismo tiempo hay otros elementos como los colores, la pincelada, las figuras y la organización del espacio pictórico que muestran influencia del arte abstracto que lo precedió.
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Un ejemplo es su Mona Lisa a los 12 años. Pintada en 1959, con óleos y témpera sobre tela, mide 211 x 195 y medio cm.
Por ese entonces, Botero vivía en Nueva York donde rentaba un estudio en un edificio de artistas. Un día, una importante curadora del Museo de Arte Moderno fue a visitar a una persona quien le recomendó pasara a conocer al “artista colombiano” que trabajaba en un estudio cercano. La curadora entró al estudio de Botero y al ver su versión de la Mona Lisa decidió comprarla para el museo.
En 1963, la obra estuvo expuesta en una de las galerías del MoMA justo al mismo tiempo que La Mona Lisa de Leonado da Vinci que estaba en exposición en el Museo Metropolitano en la misma ciudad.
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La joven Mona Lisa a los 12 años se distingue por su característica sonrisa. Pero Botero descubrió que aumentar sus proporciones faciales y sobreponerlas a las cabezas gigantes que pintaba en ese momento, le permitió crear una imagen 100% original. Al mismo tiempo rinde homenaje a una de las más famosas obras de la historia del arte. Así que su Mona Lisa es una niña de ojos grandes y enorme cabeza que ocupa casi toda la superficie de la tela. Tiene flequillo y un un listón amarillo en el cabello. En la parte inferior se llega a distinguir su vestido de colores. Entre sus manos tiene un ramillete de flores pintado de modo casi abstracto.
Las pinceladas del artista son empastadas y evidentes, dándole una textura expresiva a la obra.
Con un fino sentido del humor, el Maestro pintó además Mona Lisa a los cuatro años, Mona Lisa a los ocho años, Mona Lisa a los diez años y Mona Lisa a los trece años. Cada una de estas obras resulta una exploración nueva de volumen y color.
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Esta modalidad fue muy bien recibida por los críticos de arte, pero Botero siguió experimentando hasta que a los 32 años de edad consolidó el estilo del que hoy es reconocido a lo largo y ancho del planeta.
En comparación con sus obras de la época de la serie de la Mona Lisa, sus figuras se volvieron más tridimensionales y ganaron peso. En lugar de las grandes cabezas, empezó a pintar los cuerpos enteros situados en lugares reconocibles como parques, casas o habitaciones. Los colores se tornaron más vivos y contratantes y las superficies se volvieron lisas porque están pintadas con suaves pinceladas casi imperceptibles.
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Su conocimiento de la historia del arte ha sido una constante a lo largo de su carrera. Y su interés por la obra de los grandes maestros se manifiesta en las versiones que hace de sus obras. Una de nuestras favoritas se llama Después de Velázquez. Es una Menina pintada al óleo en el 2005. En varias entrevistas, el Maestro Botero relata que su inspiración vino directamente de una carta escrita por el pintor francés del siglo XIX Jean-Auguste-Dominique Ingres en la que dice revelar los secretos que Velázquez utilizo para pintar sus famosas Meninas.
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Como anécdota interesante leș cuento que el maestro Botero se ha negado a vender esta obra que permanece en su estudio en Paris. Ni siquiera la ha firmado, asegurando con su magnifico sentido del humor, que es mas una Menina de Velázquez que suya.
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corte#12.3 De cualquier manera, la versión de la “Menina” de Botero es una curvi línea belleza en un vestido color violeta con detalles blancos. Lleva unos enormes aretes color rosa que enmarcan la cara redonda sobre la que vemos sus diminutos labios rojos. Un lacito/moñito del color del vestido adorna su largo pelo rubio, en la mano derecha lleva una rosa y en la izquierda un pañuelo blanco. Está parada frente a un espejo en el cual se refleja un pedacito de su cabeza y una puerta entreabierta.
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El vestido y la actitud la identifican como una Menina de Velazquez, pero el estilo es todo Botero.
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Pongan atención en que ésta y todas las demás figuras que habitan el mundo del maestro Botero no son redondas sino más bien esféricas. Como si fueran globos llenos de aire. Grandes pero ligeros y con la capacidad de flotar. A mí, estas figuras me parecen llenas de gracia, elegantes y a la vez juguetonas. Mirarlas es un deleite, siempre me hacen sonreír y pensar “¡que divinas!” Por su parte, el maestro insiste que las formas de su creación no son gordas sino sensuales, y que su estilo es una manera de expresar no solo esa sensualidad sino también su amor por la forma, el volumen y el color.
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Piensen que en un mundo de proporciones diferentes a las que estamos acostumbrados, en el que nuestra idea de normalidad no tiene cabida, sus figuras no son las que nos encontramos por la calle porque ellas viven en un mundo aparte. Un mundo plácido de colores vivos y formas abundantes. Pongan atención otra vez, a los detalles de la pintura de la Menina. Vean cómo no solo ella es quien está inflada. También el vestido, la rosa, el pañuelo, el marco del espejo y hasta la puerta que se refleja en él aparecen “boterizadas.” Claro que Botero no sólo juega con el volumen sino también con la perspectiva.
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La figuras en sus pinturas parecen estar muy cerca del espacio del espectador, de NUESTRO espacio. Comparen ésto con un cuadro del Renacimiento en el que los personajes parecen habitar un espacio que existe lejos de nosotros, en la profundidad de la obra.
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El homenaje que Botero hace a la obra maestra del pintor del Barroco español va mas allá del título y la propia figura de la Menina. La presencia de un espejo se refiere al famoso retrato del rey Felipe IV y la reina Mariana en el espejo que aparece en Las Meninas de Velázquez. Y la puerta reflejada en el espejo de la obra de Botero es también una referencia a la puerta que se abre en el fondo del cuadro del español. Por cierto que si no lo han hecho, les recomiendo oigan nuestro episodio acerca de Las Meninas de Velázquez. Es uno de los favoritos de nuestros oyentes.
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Fernando Botero ha hecho retratos inspirados en obras famosas pero también ha creado algunos de carácter muy personal. Este es el caso de Pedro, de 1974, un óleo sobre lienzo de 194 x 150 cm que está hoy en el Museo de Antioquia en Medellin, Colombia. En él, vemos a un niño vestido con uniforme y casco de policía de color azul, condecoraciones doradas adornan sus hombros y una banda color fucsia atraviesa su pecho. Con sus piecitos enfundados en botines blancos dentro de estribos también color oro, monta un corpulento pony de juguete.
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La puerta cerrada detrás de ellos nos indica su tamaño, porque la cerradura está por encima de la cabeza del jinete. En el piso y hacia la derecha vemos una casita de muñecas. Por la ventana asoma un hombre y frente a la puerta abierta aparece una mujer. Ambos visten de luto y en ambos se pueden distinguir expresiones tristes. Al lado del jinete vemos dos muñecos. Uno de ellos, el que viste un uniforme casi idéntico al del niño, yace en el suelo con los ojos cerrados.
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Este retrato, con todos sus detalles, se refiere a un triste episodio en la vida del maestro. En 1974 durante su tiempo en Madrid, el Maestro y Pedrito, su hijito de 4 años sufrieron un terrible accidente automovilístico en el que el niño perdió la vida. De acuerdo con su hija Lina, fue el trabajo lo que le ayudó al artista a salir adelante, la imagen de Pedrito nunca lo abandonó tanto así que aparece en un gran número de sus obras.
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Además les cuento que en el museo de Antioquia, en la ciudad de Medellin, la Sala Pedrito Botero es un espacio de diversión multisensorial donde los visitantes más jóvenes descubren la vida y obra del artista a través de actividades que incluyen montar un caballo de juguete, disfrazarse de policía y disfrutar en un cuarto igual al del retrato.
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La generosidad del artista hacia su país es ya legendaria. Importantes aportes a Medellin, su ciudad natal incluyen más de 100 obras para el Museo de Antioquia, así como 23 esculturas monumentales para la Plaza Botero. En el año 2000, en pleno centro histórico de la ciudad de Bogotá, se fundo el Museo Botero, que desde entonces está a disposición del público de manera gratuita y permanente.
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Para este proyecto el maestro donó 208 obras de su colección personal, entre ellas 123 de su autoría y 85 de importantes artistas internacionales como Salvador Dalí y Pablo Picasso.La restauración y museografía de la bella casona colonial en la que se encuentra fue guiada por él mismo.
MARTA
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Una opinión personal, la región y en especial mi país Colombia, le debe al maestro Botero su imagen internacional y el gran aporte a la historia del arte universal. El maestro es un colombiano ejemplar, un colombiano que hace las cosas bien, auténticas, originales, a su estilo, con altísima calidad intelectual y cultural. ¡Qué bien nos hace reflexionar sobre lo que nos llena de orgullo! Sobre todo en esta época de inconformismo, crítica y protesta. El maestro Botero cada día nos sorprende más, con sus monumentales logros, merecidos aplausos y esas obras que nos provocan felicidad.
NATANYA
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Los dejo con unas palabras del gran escritor Peruano Mario Vargas Llosa. Abro comillas:
“La obra de Botero con sus constantes referencias al arte del pasado, su equilibrio racional, su exquisita manufactura, su visión benévola, unitaria y optimista, sin tensiones ni angustias, su sensualidad, sus rasgos de humor, y su apasionada reivindicación del arte de pintar como una actividad que se justifica en el placer que lo produce y que ofrece, nos devuelve la confianza y nos persuade que el hambre de belleza es todavía un apetito legítimo.” Cierro comillas. ESTUVIERON CON USTEDES, NATANYA BLANCK Y MARTA GONZALEZ. GRACIAS POR SU TIEMPO